miércoles, 1 de febrero de 2012

Comunidad.

La mayor parte del tiempo los seres humanos nos sentimos seguros. Por medio de la religión hemos sentado bases para lo más temido: lo desconocido. Pero en esta práctica, hemos creado límites para nuestra mente; el sólo pensamiento de que después de la muerte seguiremos existiendo nos da una seguridad que de otro modo no podríamos tener, sin embargo esta seguridad nos ha dado la idea de que somos seres perfectamente definidos y que no podemos sobrepasar los mismos límites que hemos creado, por lo tanto en el caso de que algo rompa estos límites, le tememos, y en un intento de defender nuestras creencias existenciales lo borramos de nuestra mente de cualquier forma posible.


Sin embargo, la vida es muy peculiar. Nuestra propia conciencia puede a veces liberarse de los límites, aunque sea en una pequeña parte. A veces, cuando nos miramos en el espejo, y analizamos nuestra vida desde un punto de vista externo, podemos ver cosas horripilantes... Podemos ver que realmente hemos actuado sin haberlo. No hemos tomado nuestras propias decisiones, todo simplemente ha pasado de alguna forma. Somos máquinas, y nuestro único propósito es sobrevivir, pasar la vida, pero a veces nos parece que no somos nosotros quienes pasamos la vida, sino que somos simples espectadores en un universo donde todo ya está decidido, y donde no podemos concebir la idea de que al terminar la vida, se termina todo.


Pero esto no nos importa mucho, porque no hay nada que podamos hacer. Lo que nos lleva a pensar... que somos realmente muy pequeños en un universo inmenso. Teniendo en cuenta que nos encontramos en un universo probablemente infinito, con un casi infinito número de galaxias, cada una con un inimaginable número de estrellas, muchas de estas estrellas con planetas orbitando alrededor de ellas, y algunos de estos planetas
albergando civilizaciones inteligentes o simples formas de vida, no somos para nada importantes. Piensen en esto: Qué importancia tiene un solo humano de seis mil millones de humanos en total, en una civilización de incontables millones?


Nuestra propia respuesta puede a veces ser aterradora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario